El bienestar no ocurre por casualidad. Hay que trabajar en él. Requiere trabajo enfocado y constante. Luchar por nuestra felicidad es aversivo a corto plazo porque requiere esfuerzo, aceptar que hay áreas de mejora en nosotros y que es necesario plantearnos objetivos para conseguir, con el tiempo, una mejor versión de nosotros mismos. Muchas veces, cuando la realidad no nos gusta, utilizamos la evasión como mecanismo de defensa y fantaseamos (“si yo fuera, si yo tuviera…”) por la ansiedad de bajar a la realidad y afrontarla. También, utilizamos el victimismo para sentirnos mejor, ya que nos proporciona la atención de los demás (“pobrecillo, lo que sufre”); escuchamos lo que queremos oír (“no te preocupes el día de mañana estarás mejor”); protege nuestro ego (luchador) al disociarnos de la realidad (“hago lo que puedo, es la sociedad que no me ayuda”). Con el victimismo, se genera un crecimiento del ego. Al transferir la responsabilidad a los demás o a las circunstanc